La principal sustancia activa del roble y la que les confiere la mayoría de las propiedades medicinales son los taninos, que posee en gran cantidad. Estos son astringentes (cierran y contraen los tejidos, capilares y orificios y tienden a disminuir la secreción de las mucosas), además son antiinflamatorios, analgésicos y hemostáticos (cohíben la hemorragia por acción vasoconstrictora o por aportación de factores coagulantes).
Se puede emplear en forma de gargarismos cada tres horas para tratar afecciones bucales, de la garganta, inflamaciones de las encías, estomatitis, faringitis, gingivitis, piorrea y parodontosis.
También se puede aplicar en forma de baños oculares o como compresa cada cuatro horas para tratar afecciones oculares como conjuntivitis, orzuelos y blefaritis (inflamación de los párpados).