Secuoya en Butrón Sekuoia - Sequoia

 














Butrón (Gatika)



Existen aproximadamente entre 60.000 y 70.000 especies de árboles en nuestro planeta. Éstos ayudan en gran medida a controlar la contaminación del aire -absorben el dióxido de carbono durante la fotosíntesis-, y constituyen el hábitat para miles de especies animales y vegetales. Son además los seres vivos que pueden vivir mayor cantidad de años.

La edad que puede llegar a alcanzar un árbol depende de la especie a la que pertenece. Los árboles más longevos son las secuoyas, que pueden llegar a vivir la friolera de 4.000 años. Le siguen los ahuehuetes y otras especies pináceas propias de la alta montaña, con un límite de edad de entre 500 y 600 años.
En el lado opuesto están los alisos, los sauces, los álamos y los abedules, que llegan a vivir entre 50 y 60 años. Los manzanos y cerezos, por su lado, suelen alcanzar los 100 años de edad, y los sicomoros y los abetos pueden vivir 300 o más años.

Árbol con base

                                                                 Vitoria Gasteiz

El Arte topiario se remonta a la Roma antigua, época en la cual los jardineros deseaban imitar y reflejar las esculturas en formas decorativas a través de las especies vegetales.

A través de Plinio El Jóven, tenemos conocimiento que en el círculo de Julio César, gozaban y disfrutaban de jardines topiarios, donde se esculpían desde formas de animales, obeliscos, estatuas y todo lo necesario para complacer a la alta sociedad romana.

Cesta gigante

                                                                    Vitoria Gasteiz

        
Los Jardineros del Renacimiento y del Barroco se inspiraron y tomaron como modelos, las diferentes formas, que se describían en una novela alegórica de Francesco Colonna “Hypnerotomachia Poliphili “ en griego “Sueño del Polífilo” publicada en Venecia en el año 1499, donde las ilustraciones muestran las distintas formas de podar las especies vegetales.

El Arte topiario tuvo su época de apogeo en el Renacimiento en Italia y posteriormente en Francia de la mano del jardinero francés más presitigioso, André Le Nôtre, quién diseñó y ejecutó el ambicioso y desmesurado proyecto paisajístico de los Jardines de Versailles por encargo del rey Luis XIV.